domingo, 19 de julio de 2009

LA CASA DE LOS ABUELOS DE CONCHI

Fachada del número 10 de Mucho Trigo

La casa de los abuelos de Conchi, que fue donde vivió durante veinticinco años, estaba ubicada en la calle Mucho Trigo. Hoy es un simple solar cercado, que nos obliga de cuando en cuando a limpiarlo de maleza. La literalidad de la descripción de la finca en las escrituras dice:

“FINCA: Una casa en esta ciudad marcada con el número treinta y cinco antigua, antiguo treinta y cinco, con un área o superficie de trescientas sesenta y tres varas o doscientos cincuenta y tres metros sesenta y cinco decímetros, distribuida en planta baja con patio a la entrada, caballeriza, otro segundo patio de luces con escalera al principal, otro tercer patio de luces, cocinas con pozo y pila para lavar, una sala, cuarto y corral, y en el principal una sala y un cuarto. LINDEROS: Linda por la derecha saliendo con la número doce de Don Francisco Fernández y con la número catorce perteneciente al Patronato de los Ríos; por la izquierda con la número seis en la misma calle, de Doña Socorro Aguilar y con la casa horno número primero de la calle Consolación de Don Juan Cubero; y por la espalda con dicha casa número primero”.

Se da la curiosa circunstancia que quien le vende la casa a D. Rafael Carnago Bonifacio, abuelo paterno de Conchi, es el que fue Alcalde de Córdoba (1913/1916), D. Manuel Enríquez Barrios, Abogado y Juez de Paz (1877/1955). El citado D. Manuel Enríquez, fue heredero de Doña Ramona Aroca González, propietaria de la finca, que había otorgado testamento, el día 12 de julio de 1927, e incluido al primero en él.

A Doña Ramona le correspondía una mitad de la propiedad al fallecimiento de su madre Doña Francisca González Rivas, según escritura de 9 de abril de 1901 y la otra, por nuda propiedad de su padre D. Juan Aroca Guzmán. que la tenía en usufructo hasta su fallecimiento. La propietaria había nombrado albaceas y contadores partidores solidarios, a D. Juan Eusebio Seco de Herrera y Martín Moyano, Canónigo Magistral del Cabildo catedralicio, a D. José Alcalde Molina y a D. Leopoldo Romero Ortega para vender y entregar el líquido resultante al heredero una vez descontados los gastos de funeral y cuanto fuera a cargo de la testamentaría. Falleció el 7 de diciembre de 1928, y en la apertura del testamento había legado 250 pesetas a las Hermanitas de los Pobres, que estaban ubicadas en la Iglesia de Jesús Crucificado, y que ya había adelantado de su peculio particular a las mismas el Sr. Enríquez Barrios, y otras doscientas cincuenta pesetas a los niños José y Margarita Alcalde Irlán. El precio que se fijó y que abonó el abuelo, en moneda de curso legal, en el acto que se celebró el día ocho de junio de mil novecientos treinta y dos, en el despacho del notario D. Luís Boza y Montoto, sito en la calle Sevilla, 15, fue de ocho mil pesetas.

Manuel Enríquez Barrios de Alcalde.

Unas pinceladas sobre D. Manuel Enríquez Barrios. Durante su mandato como primera autoridad municipal, firmó con Mateo Inurria, el cuatro de febrero de 1.915, el acuerdo para la creación del monumento al Gran Capitán. El precio fijado por el trabajo del escultor, fue de cien mil pesetas, pagaderas en tres plazos. Se pretendió obtener el importe por suscripción popular, pero no se consiguió completar esa cifra, que parece abultada para la época. Hubo de esperar Don Gonzalo Fernández de Córdoba hasta el año 1923 en el que se retomó el asunto y se pudieron conseguir los fondos para el monumento, que fue inaugurado un quince de noviembre del citado año, y emplazado en el cruce de la Avenida del Gran Capitán con la de Canalejas, hoy de los Tejares. Trasladándose posteriormente en 1927 a su actual ubicación, no sin gran oposición vecinal que consideraba el lugar primero como más idóneo.

Interior del solar

De uno de los albaceas, el Canónigo Magistral del Cabildo, que fue presidente del Monte de Piedad y Caja de Ahorros del Sr. Medina hasta su fallecimiento en 1944 y del Sr. Enríquez anterior propietario de la casa de los abuelos de Conchi, se da la curiosidad de que al final, muchos años después, se encuentran ambos otra vez, esta vez en el mismo barrio, Ciudad Jardín, dando nombre a unas calles que desembocan en la dedicada al que fue cinco veces presidente del Consejo de Ministros, D. Antonio Maura. Las calles son obviamente, Abogado Enríquez Barrios y Magistral Seco de Herrera.

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