miércoles, 20 de enero de 2010

UN BIGOTUDO SACRISTÁN Y UN OBISPO

Fray Ceferino, Obispo de Córdoba


Fray Ceferino González y Díaz Tuñón, fue nombrado obispo de Córdoba en 1875, había estado mucho tiempo en Filipinas, siete años. Nació en El Campal en la parroquia de Villoria en el concejo asturiano de Laviana, en 1831. Por poner un ejemplo de que era una persona interesada por la ciencia, mencionamos dos de sus muchos trabajos “Los temblores de tierra” (Manila, 1857) y “La electricidad atmosférica y sus principales manifestaciones”. Defendió las tesis tomistas en la España del siglo XIX, con su obra Estudios sobre la Filosofía de Santo Tomás, 1864. Fue nombrado Cardenal en 1883 y Arzobispo de Toledo en 1885. Murió en Madrid en 1894.

Fray Ceferino era un hombre cumplidor y cuando tomó posesión de la silla que fue antaño de Osio, decidió hacer un primer recorrido por la diócesis, tratando de escuchar y corregir lo que pudiera ser corregible, hasta la última menudencia.

Llegó una tarde a un pueblo de nuestra provincia, el otoño estaba avanzado. Ninguna de las fuerzas vivas del pueblo sabía aún de su presencia, pues se fue directamente a su alojamiento. Al día siguiente, una vez amanecido, él que era un hombre madrugador, le dijo a su acompañante:

-Llégate a buscar al sacristán de la parroquia, porque quiero decir misa dentro de media hora.

- Señor Obispo, si todavía no ha amanecido. –Le objetó el acompañante.

- No tiene nada que ver, –contestó el Obispo- quiero llegar de incognito, que la gente vaya a la misa por curiosidad más que por obligación.

El ayudante cumplió lo ordenado y al rato estaban en la parroquia del pueblo, él, el Obispo y el sacristán que ayudaba en la misa, nadie más. Una vez terminada la misa el Obispo con las débiles luces que existían en el templo, se fijó en el sacristán que lucia un abundante bigote, y dijo bajito como para él:

- ¡En mi vida he visto yo un sacristán con bigote!

A lo que en el mismo tono bajo contestó para sí el sacristán:

- ¡Ni yo un sacristán que no haya cobrado en veinte años ni un duro!

No se intercambió ninguna palabra más entre ambos. El sacristán recogió, ayudó a desvestirse al Obispo y guardó las ropas en el mueble, el Prelado se marchó y el sacristán a lo suyo. Cuando Fray Ceferino llegó a su alojamiento apuntó en su libro de notas: en el pueblo tal existe un sacristán con bigote que no ha cobrado hace veinte años.

Una vez terminó el viaje pastoral, y regresó a la sede episcopal en Córdoba, ordenó que se le presentara el bigotudo sacristán. Días después apareció en el Palacio el sacristán.

- Te oí, cuando estuve en tu pueblo, decir por lo bajo que no habías cobrado en mucho tiempo, veinte años creo recordar, y querría saber como es eso que dijiste. –preguntó el Obispo al sacristán.

- Señor Obispo –respondió tembloroso el sacristán- yo era el monaguillo de la iglesia, cuando murió el sacristán, el Sr. cura me propuso que le sustituyera, a cambio me cedió un portal para que pusiera la zapatería y hasta hoy.

- Bueno, –dijo Fray Ceferino cogiéndose la barbilla con el índice y el pulgar, en pose de meditación- vas a ir a una barbería a que te afeiten el mostacho, después vuelve que yo te vea, y luego te podrás marchar a tu pueblo.

El sacristán bigotudo y zapatero remendón, beso el anillo del Prelado y se dispuso a cumplir el mandato de este. Fue a la barbería se quitó el bigote, pasó el examen visual de Fray Ceferino y se marchó a su pueblo.

Fue en su pueblo motivo de comidilla por la nueva imagen, pero no soltó palabra a nadie. Días después recibió una cantidad de dinero, equivalente a lo que hubiese cobrado durante el tiempo que no cobró, es decir los honorarios de ese tiempo de sacristán gratuito, que lo más seguro es que alguien hubiera percibido por él.
Idea de un artículo de R. Montis

4 comentarios :

José Manuel Fuerte dijo...

Pues voy a enviar al dueño de la empresa en la que trabajo esta historia, a ver si hay suerte y recuperamos las primas y variables que se congelaron por mor de la Santísima Crisis.

Yo soy capaz hasta de besarle el anillo, tal y como le gusta a la Iglesia. Y, aunque no tenga bigote, me afeito lo que me tenga que afeitar.

Sarna con gusto no pica.

Paco Muñoz dijo...

Yo también lo haría por la de cosas que a lo largo de treinta y tantos nos han congelado. Lo último, nos han subido 5,07 y al final con la subida del IRPF,del 13,3 al 15%, cobro menos 28,61, es decir 23,55 € menos que en 2009, para que luego digan que si autónomos que si funcionarios.

José Manuel Fuerte dijo...

Sé de qué hablas, Paco, porque mi mujer es funcionaria, y la pobre mía se pasa horas (es un decir) mirando la nómina por si se les ha quedado algo atrás sin pagar.

Luego se coge el cabreo y no se le entiende lo que pronuncia (mejor).

Paco Muñoz dijo...

Si pero luego tienes que aguantar historias de los que cuando las vacas son gordas no le dan a nadie, nosotros sean gordas o flacas es lo mismo.

Los chistes son otra cuestión porque yo los hago también y muchos son verdad, pero que no digan que estamos montados en el dolar.

Dile que no sufra a tu mujer. Ayuntamiento, Diputación, Junta y el Estado, por este orden, y dentro de los funcionarios del Estado el Ministerio de Defensa es el que peor paga a sus funcionarios civiles, otro cantar es con los de uniforme. Un soldado (Clase de tropa) recién ingresado gana más que muchos funcionarios civiles de ese Ministerio con años de antigüedad, y eso es demostrable.