miércoles, 17 de febrero de 2010

LA MEZQUITA ALJAMA DE CÓRDOBA


La mezquitaAljamadeCórdoba
Portada de la nueva obra.

Martes, 16 de febrero, 20,00 h. acto cultural en la rebotica de la nueva Librería Luque. Presentación de un nuevo libro "La Mezquita Aljama de Córdoba", de Juan A. Souto, de la Editorial Conocer Alandalús. Lleno hasta la bandera. Presentó la Directora del Museo Arqueológico y Etnológico Provincial de Córdoba, Dolores Baena.


Dolores Baena y Juan a Souto
Dolores Baena y el autor Juan A. Souto.

Con notable puntualidad comenzó el acto y Lola Baena glosó –sin notas delante- al autor y al libro. Versó sobre el contenido y la personalidad del autor, venezolano de padre gallego y madre aragonesa, y le nombró cordobés, no de adopción si no cordobés simplemente. Tuvo una nota destacada sobre la metodología del olvido que se emplea cada vez con más asiduidad, al mencionar un concepto o verdad a medias muchas veces para que al final cale y sea una verdad absoluta. La sistemática de robarle el nombre a las cosas sutilmente, y menos sutilmente cambiarlo. La Mezquita de Córdoba, se llamó Mezquita, se llama Mezquita, y se llamará siempre Mezquita. No se llamará lo que quieran los del pensamiento único si los ciudadanos no nos dejamos colonizar hasta en eso. Me recordó a mi amiga Tere, -su madre- y su espontaneidad, en este caso dotada de una autoridad intelectual y profesional sin lugar a dudas.

El autor describió sus visitas periódicas a Córdoba, como se conocieron copiando firmas de canteros. Su llegada definitiva y asentamiento en esta ciudad, como los príncipes omeyas. Huía del moncayo aragonés, al que citó, y se acercaba a los placeres de esta Córdoba milenaria que posiblemente fueran, salvando las distancias del tiempo, los que en el siglo octavo enamoraron a esos árabes que fundaron su Estado aquí. Dijo los motivos que le habían inducido a escribir el libro, y el empujón que le dio su compañera para escribirlo, aprovechando un encargo menor del editor. Tuvo palabras de elogio para -en los tiempos que corren-, poner en marcha una librería, como había hecho el personal de la Nueva Librería Luque. Dijo que la librería no estaba sólo para vender libros, que sí, sino como lugar de cultura y tertulia literaria. Fue muy sensible en su exposición, poético a veces y jocoso en otras. Dividió su parlamento en el capítulo de la pasión y en el de la razón.


Salon de la rebotica de Luque
Salón de la rebotica de la Librería Nueva Luque.

Acto importante que, por lo menos a mí me dejó satisfecho. El libro, que adquirí, y me dedicó el autor, lo devoré anoche. Tiene un prefacio, un lugar para las definiciones y conceptos, ocho capítulos uno para cada miembro de la dinastía 756-1002, unas conclusiones, y la bibliografía. Quizá para quien, como yo, que la presbicia, el astigmatismo y la miopía, para no privarme nada me invaden, la letra es algo pequeña, pero por contrapartida eso supone mucho más texto en menos páginas. Está dotado de múltiples fotografías y planos, y es fácil de llevar pues es tipo guía.

Le deseo todo el éxito que merece quien se embarca en la difícil aventura de un nuevo libro.

Particularmente creo que, contra la colonización sutil pero salvaje, sólo nos resta a los que no tenemos más arma que la del lenguaje, la reiteración de los conceptos, y la no mención de los que se nos tratan de imponer. Y remito a los lectores a un notable documento de mi admirado amigo Manuel Harazen, que habla sobre La Segunda Desislamización de la Mezquita de Córdoba, en dos capítulos que merecen la pena leer.



Breves palabras del autor sobre la valentía de abrir en estos tiempos una nueva librería.

Fotos y vídeo del autor

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