jueves, 18 de febrero de 2016

LA PASTELERA.

Portada de la finca, a la izquierda el simbolo de la ganaderia Hermanos Peláez

La Pastelera es una pequeña finca de Villaviciosa, pequeña comparada con los enormes latifundios junto a las que se sitúa. Por los toponímicos parece que en principio habría una mayor de la que se segregó esta, ya que hay una casa vieja de la Pastelera, aunque está en los terrenos de Navaserrano. Cerca del llamado cortijo de la Iglesia. El cortijo tiene, según el Catastro rústico unos 714.000 m2. en dos parcelas distintas, la cinco y la seis del Polígono 17. la construcción primitiva data de 1945, siguiendo con los datos del Catastro citado.

Catastral Polígono 17-6

Catastral Polígono 17-5
Limita con Navaserrano por el norte y con Culata de Navaserrano por el sur y este, teniendo al oeste la finca Pública de La Huesa de tan triste memoria. Tiene una enorme nava, que es la que con su sistema hídrico  alimenta la charca de su final sur, y es a su vez el nacimiento del arroyo de la Pastelera que aunque corto, pero con grandes saltos, busca el río Guadiato en las cercanías del Molinillo de su orilla derecha. 

Plano del siglo XIX
Plano de cotas de la Nava
En la Huesa, en junio de 1947, que tuvo un trágico verano, fueron asesinados premeditadamente lo que quedaba de la III Agrupación guerrillera. Un amplio dispositivo se montó para ello. Se salvaron Jerónimo Almenta, El Peque y Cristino, por salvar el cerco del dispositivo al estar lejos del centro del barranco. El resto fueron asesinados. Parece que un chivato, el Corchete, junto con unos guardias civiles disfrazados, obligaron a la familia Cobos Reina a decir dónde estaba el campamento. 


Cancela de la finca
Julián Caballero y Mª Josefa López se estima que se suicidaron antes de caer en manos de los fascistas. Los cuerpos de todos fueron expuestos a la entrada de la Pastelera, y profanados sus cadáveres, que fueron sacados de la Huesa en mulos. A los habitantes de la Pastelera le obligaron a verlos para ver si los conocían. Melchor Ranchal y Librado Pérez fueron expuestos en la plaza de Villaviciosa antes de enterrarlos allí. Ángel Moreno expuesto y enterrado en Pozoblanco, y Julián Caballero y Mª Josefa López cruelmente tratados y expuestos en Villanueva de Córdoba, antes de que los enterraran sus familiares.

Puerta de la finca
Pero hay que seguir con la Pastelera, aunque no olvidar nunca estos hechos. La actual construcción data de finales del siglo XX. El patriarca Peláez tenía dos hijos y una hija, El hijo/a mayor o primogénito era según las normas de la época el heredero, la ley del Mayorazgo así lo precisaba, y cuando se suprimió en 1820, se siguió con una triquiñuela legal para seguir en algunos sitios haciéndolo. Este fue uno de los casos, el patriarca falleció y la hija fue en este caso la heredera, Ramona Peláez Quintana. Luego las diferentes solterías y fallecimiento de uno de los varones y la hembra, hicieron que la propiedad pasase al hijo varón menor José. 

Una vista del edificio desde el sur
Él se había construido su casa, para vivir con su esposa Lola Sánchez. Uno de sus hijos, muy amigo mío, cita la vivienda como un chozo, ahí crió a muchos de sus hijos que fueron numerosos. Pero lo llamativo es que, a pesar de las penurias, de una vida sacrificada, de trabajo de sol a sol, sacando con sacacorchos el producto a una tierra difícil pero que él tachaba de fértil, a pesar de ello pidió a sus hijos que cuando tuviera que abandonar este mundo, lo incineraran y sus cenizas las esparcieran por el lugar donde había pasado los años más felices de su vida, en su casilla de la Pastelera, cerca de la charca que soporta el humedal de la nava. Así lo hicieron sus hijos y allí reposan las cenizas del D. José Peláez. Doña Lola aún vive, tiene 95 años y una memoria prodigiosa.

Aérea de las edificaciones
Aérea de la Nava

A finales de los sesenta coincidí en la empresa Aucorsa en la que trabajaba  José, fuimos en realidad compañeros de trabajo, ambos cobradores. Estuve en esa empresa unos tres años, con el empleo de cobrador de autobús, cuando la empresa era privada, él continuó hasta su jubilación, yo me marché a los tres años. Muchos años después, casi veinticinco, paradójicamente fui el Presidente del Consejo de Administración de esa misma empresa, cuando ya era pública. En esos años conocí a su hijo Miguel, que fue colaborador en un grupo de trabajo en el que yo estaba. También sufrimos lo nuestro, de ahí la amistad, pero eso es otro cantar.

 Perímetro de la finca

Nava en el vuelo de 1956

Si vemos las fotografías de los diferentes vuelos, podemos observar que el cereal ha sido un cultivo mayoritario. Luego en los cincuenta, con la repoblación de pinos, cambió bastante. He estado cuatro veces en esa finca, dos de ellas para instalar y desmontar un sistema receptor de telefonía. Otra en un día de campo, y la última hace unos días. Una la recorrí en un todoterreno, con Miguel,  por los cortafuegos que sirven de linde. Hay que reconocer que es muy hermosa y variada. La nava es el elemento geográfico más fundamental que tiene.

Casa vieja de la pastelera 1977, según los planos

 Vereda al molinillo

Una nava es un hábitat variado de vegetación de época de lluvias y otra distinta en época estival. Es una cubeta efímera que en verano está seca, salvo que en ésta en su parte más baja tiene una charca parece que perenne. Es posible que las aguas subterráneas la mantenga. En el centro hay lo que parece una captación de agua. Es el punto de partida del corto arroyo que hemos venido a llamar de la Pastelera, y que acaba al lado del Molinillo en la ribera del Guadiato.    

 Lugar del "Chozo" de Jóse Peláez y familia

Camino en la finca hacia la Peña Talavera

A ambos lados de ese arroyo existen dos caminos, uno comido por la vegetación, por la margen derecha, que seguro es el camino de Trasssierra  a Villaviciosa, y el otro por la margen izquierda que utilizamos, con su caja reglamentaria de gran desnivel que se cruza abajo con el que sube hacia Peña Talavera. La cota de la lámina de agua del río, basándome en los mapas de curvas de nivel, está en los 200 m.s.n.m., sin valorar las subidas de la Breña 2 que afecta en una de sus colas esta lugar, y la Peña Talavera es una preciosa formación kárstica, a la que rodea un corto torrente, el arroyo de D. Gonzalo, que riega los aledaños del cortijo de la Solana del Molinillo.

 Una vista de la peña Talavera

Otra

Después de haber disfrutado del entorno del cortijo, al que amablemente nos había autorizado entrar uno de los propietarios, decidimos bajar paralelos al margen izquierdo del torrente, por un sendero empinado que era por donde los habitantes del cortijo bajaban al río para subir por la vertiente opuesta camino de Trassierra y luego Córdoba si procedía. Por ese sendero me comentaba mi amigo que bajaba su madre, a lomos de un mulo, cuando tenía que bajar a parir a Córdoba.

Peña Talavera desde el aire

No hay nada más que imaginarnos lo que tenía que ser esa vida. Para nosotros andando con buenas botas, fue un verdadero suplicio bajar, menos desde luego que subir, que para mí, por lo menos, fue un esfuerzo fuera de lo común. Eso sí, la belleza del lugar anulaba las penas. Iniciaba el camino el final de la nava, cruzamos el arroyo seco, luego una curiosa puerta consistente en un cabecero y pie de cama. El camino, de piedra suelta bajaba pegado al arroyo de la Pastelera seco también. Su curso es de escasos 1500 m. pero baja en ellos más de doscientos, lo que arroja un desnivel medio del 15 %, aproximadamente, teniendo en cuenta que los últimos quinientos son más o menos suaves. Nos llamó la atención la carencia de animales, de pájaros, aunque vimos en la altura buitres leonados en bandada, seguramente prestos a acabar con los posibles restos de monterías cercanas.

Más arriba un buitre leonado

El camino llega a un cruce que, a la izquierda nos lleva a la Peña Talavera, y a la derecha al río, este ya es más transitable y posiblemente sea usado por vehículos, que bajen desde luego de la Solana del Molinillo, no por donde lo hicimos nosotros, el grupo de jubilados aventureros, todos menos uno. A partir de ese cruce citado se nos presentaba la maravilla del Guadiato, siempre bajo la atenta mirada de Castripicón el  gigante de la zona. En algún sitio he leído lo siguiente:  "Los caminos son palabras escritas en el suelo, que unidas crean estilizados monumentos de la comunidad, a ras del suelo" y es cierto. Casi llegando abajo una baña de jabalí aprovechaba una oquedad en la caja del camino que tenía filtraciones de agua.

La nava en el vuelo de 1977

 Plano de la Memoria Histórica del Barranco de la Huesa

El reino de la Adelfa, Aulaga, Cornicabra, Coscoja, Durillo, y los diferentes tipos de jara: pringosa, blanca, rizada, Madroños, Majuelos, Lentiscos en flor, Retama, Romero, Majuelo, Tamujo, y tantas especies que, gracias al curso que he seguido con Rafa Tamajón, y a las explicaciones que me dan en las salidas Serrano y Ramírez, voy poco a poco conociendo. La Pastelera, ignoro a que es debido el toponímico, está ahí con su historia, que como siempre, cuando el patriarca vive se mantiene unido el "mayorazgo", y que cuando falta, al igual que tantas industrias familiares, desaparece por la intransigencia, intereses, o complicaciones a la que somos dados los seres humanos y las familias más. Una preciosa casa, con un patio central y habitaciones a su alrededor, que si no se mantiene adecuadamente le afectará inexorablemente el paso del tiempo.

Fotos del autor, de GoogleZoom, y de Apple.

2 comentarios :

Canario dijo...

La zona es realmente preciosa, en diversas ocasiones a lo largo de lo años hemos pasado por allí en alguna ruta, enlazando "Los Boquerones" con la zona de Lagar de Jesús y Solanas del Pilar, y hemos podido ver como iban restaurando La Pastelera, que quedó preciosa. Allí jamas tuvimos problemas para pasar, saludábamos si había alguien y continuábamos nuestro rodar (tengo entendido por agentes forestales que es un camino público), pero ya hace algunos años nos pusieron unos cancelones tremendos en otra finca más adelante (algo así como El Lobo, o El Zorro) y nos impiden el paso, ¿tienes alguna información sobre el carácter público o no del camino?.
Por cierto, que interesante y trágica la historia de la zona, y bonita esa vinculación con la tierra del Sr. Peláez, si volvemos a pasar por la zona lo recordaré al pasar por el lugar.

Un saludo!

Paco Muñoz dijo...

Muchas gracias Paco, lo que me admira es que habeis pasado por todos los caminos, y hablas de la restauración, lo que hace unos cuantos años. Bueno el camino en cuestión es el de Trasierra a Villaviciosa que en el margen izquierdo del Guadiato lo han usurpado. Pero tendría que mirar esas fincas o en su defecto preguntarle a Manolo Trujillo que es un experto. El barranco de la Huesa es un lugar trágico y de lucha por la libertad contra el fascismo.
Un abrazo Paco.